Su medalla cuelga en la pared de mi casa. Y no paro de rondar siempre el mismo pensamiento, que me va a quitar el sentido, que largo se me hace el año y que corto el Rocio.
Y como buen rociero a mi me gusta llevarme a uno que no ha venido, para que a la vuelta me cuente lo que vivió en el Rocio.
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